Aviso:
“QUIENES ESTAMOS CONSCIENTES DE LA GRAN OBRA DEL GOBIERNO MILITAR,
ANULAREMOS NUESTROS VOTOS EN LAS FUTURAS ELECCIONES (DE CONCEJALES),
EN DEMANDA DE LA LIBERTAD DE LOS SALVADORES DE CHILE ENCARCELADOS,
Y POR EL FIN DEL PREVARICADOR ACOSO JUDICIAL EXISTENTE EN CONTRA DE ELLOS”

sábado, 27 de febrero de 2010

Orlando Millas. 29 noviembre de 1970


Orlando Millas: "Debemos comprender
actual momento histórico" Intervención en el Pleno del Comité Central del Partido Comunista. (Santiago de Chile, 29 de noviembre de 1970 , El Siglo, publicación oficial del Partido Comunista de Chile).
El siguiente es el texto de la intervención del diputado Orlando Millas en el Pleno del Comité Central
del PC:
Compañeros:
Esta sesión plenaria se realiza en condiciones nuevas. Es indudable que el informe de nuestro
Secretario General corresponde a las circunstancias diferentes que vive el país. Lo mismo pudiéramos
decir de la mayoría de las intervenciones que hemos escuchado en las reuniones de ayer y de hoy. El
lenguaje de este Pleno hay que llevarlo a todas partes y, con él, desplazar más de algún enfoque
rutinario que todavía suelen escucharse y que parecieran no captar la riqueza y la calidad distinta de
la situación actual.
Al inaugurarse la Sesión Plenaria, se abrió nuestro debate en el Teatro Caupolicán con el informe del
compañero Corvalán y, además con las palabras pronunciadas por el Presidente de la República.
Deseo referirme a ese discurso que, aunque breve, abordó asuntos de fondo. Sostuvo,
enfáticamente, que "la base del Gobierno descansa en la unidad del pueblo, en su actitud vigilante y
sobre todo en su responsabilidad". Esa tesis fue subrayada en forma dramática por el hecho de que
daba cuenta de una noticia que lo había impresionado dolorosamente, cual era el baleo de Barrancas
entre carabineros y campesinos. Allende sintetizó bien la tarea central colocada en la Orden del Día
de la presente reunión de nuestro Comité Central cuando sostuvo que el Gobierno presidido por él
necesita, para tener éxito, "la fortaleza granítica de la lealtad, de la generosidad, del
desprendimiento de los trabajadores, de la responsabilidad de los jóvenes, de la voluntad invencible
que tengamos todos para derrotar a los enemigos seculares del pueblo de Chile, para que seamos así
un pueblo independiente y soberano".
Estamos haciendo lo que prometimos
Pero no es sólo ese discurso del Presidente el que debemos considerar junto al Informe del
Secretario General del Partido, sino también la exposición de la Hacienda Pública, presentada a la
Comisión Mixta del Presupuesto del Parlamento por el Ministro de Hacienda, compañero Américo
Zorrilla, y en la cual se formulan tareas de un alcance histórico inmenso, tan grande como son el
rescate completo del cobre para Chile, la nacionalización de los Bancos y de los Seguros y la
eliminación de los privilegios de los monopolios.
Lo que anteriormente propusimos a la clase obrera y al pueblo de Chile ahora lo estamos haciendo.
El mensaje de Luis Emilio Recabarren, encamado en la clase obrera de nuestra patria, se convirtió en
fuerza capaz de transformar la sociedad. Faltan palabras para mostrar todos los alcances de estos
hechos.

Pero, por lo mismo, tenemos la obligación ineludible de conducirnos de manera de fortalecer el
movimiento obrero popular, hacer más poderosa la Unidad Popular, aislar y derrotar a los enemigos.
Ello exige de nosotros audacia intelectual, rigor científico, serenidad, firmeza ideológica y flexibilidad
táctica, y una vinculación más entrañable que nunca con las grandes masas. No se trata de que
encontremos todo bien, ni de que caigamos en una aceptación ciega de lo que se hace en cada esfera
del gobierno, pero sí de que con responsabilidad obtengamos una conducción acertada.
En algunos sectores de la clase obrera todavía se formulan ciertos recelos que se deben a no apreciar
debidamente el carácter histórico de nuestra lucha, como si se hubiesen fosilizado determinadas
experiencias, en vez de aprovecharlas refiriéndolas al momento determinado en que se produjeron.
Por ejemplo, se suele equiparar mecánicamente lo sucedido en Chile después del triunfo del Frente
Popular en 1938 y durante los tres gobiernos que siguieron a esa victoria, con lo que ahora, en
términos distintos y muy superiores, representa la constitución del Gobierno Popular presidido por
Allende. Guardando las proporciones, eso sería como si en el curso de la revolución de 1917 la clase
obrera rusa hubiese temido avanzar y se hubiese sentido previamente derrotada por el espectro del
aplastamiento de la revolución en 1905.
Los pueblos deben aprovechar de sus éxitos y de sus fracasos para avanzar creando nuevas
condiciones más favorables a sus luchas. Esto es, lo hemos hecho y ahora vivimos condiciones
diametralmente distintas a las del período 1938-1947. No en vano ha transcurrido el tiempo, hay una
correlación de fuerzas mucho más favorable y se está dispuesto a cortar el nudo gordiano de los
grandes intereses creados. Nosotros hemos crecido orgánica e ideológicamente y también han
crecido nuestros aliados. El Gobierno Popular es el resultado de la unidad comunista-sodalista y de la
unidad con radicales, con el MAPU, con el API, con los socialdemócratas y con los sin partido. Para
consolidar este gobierno y que cumpla su programa, lo primero es vencer las pequeñas dificultades y
afianzar día a día la unidad desde la base de todos los partidos y movimientos que lo generaron. Y, al
respecto, debemos cuidarnos, como del mayor peligro de la tentación suicida a incurrir en cualquier
gesto de prepotencia. El revolucionario al que se le suben los humos a la cabeza, corre el riesgo de
perder esa cabeza.

Debemos elaborar respuestas políticas y teóricas acertadas a los innumerables problemas suscitados
por la nueva situación, sin renunciar ni un ápice a nuestros principios, en actitud polémica
intransigente contra toda manifestación de oportunismo y sin conformarnos con citar texto o
referirnos a momentos anteriores de la lucha de clase internacional, sino solucionando los asuntos
concretos de hoy en Chile. Entre ellos, uno de los más complejos es el de la democratización efectiva
del aparato administrativo del Estado en las condiciones del Gobierno Popular. Me parece que esta
sesión plenaria simplemente inicia una nueva etapa, difícil, pero muy valiosa, de nuestra labor
ideológica al servido de nuestra acción revolucionaria.
El Informe del compañero Corvalán afronta bien una serie de cuestiones muy importantes y tenemos
la obligación de seguir profundizando en ellas.
Una de tales cuestiones se refiere, por ejemplo, a la ultraizquierda. No basta que la juzguemos con
los padrones de ayer, cuando su gente no creía que nuestra línea política iba realmente a conducir a
un Gobierno Popular. Entonces, obstaculizaron la victoria. Sin embargo, eso ya es historia pasada,
que no debemos olvidar, pero historia al fin y al cabo. Ahora, lo importante es cómo se conduce cada
cual frente a las nuevas tareas. El Informe de nuestro Secretario General tiene la razón al poner el
acento en ello. Y quisiera agregar unas palabras más. Me parece que lo fundamental será cómo se
comportan respecto del partido de la clase obrera, el Partido Comunista, y de los demás partidos y
movimientos de la Unidad Popular. La raíz oportunista de la ultraizquierda residía y reside en el
anticomunismo, cualquiera que sea el pretexto invocado. Quienes insistan en intrigar contra los
comunistas se mostrarán como servidores, conscientes o inconscientes, pero servidores al fin y al
cabo del enemigo. Los afanes de algunos elementos de la ultraizquierda por socavar la Unidad
Popular buscando el aislamiento de los comunistas son afanes contrarrevolucionarios. Por lo tanto,
para juzgar a cada cual, la piedra de toque ha de ser si buscan la colaboración leal con nosotros y
nuestros aliados, o si, por el contrario, actúan con doblez e intentan quebrantar la Unidad Popular.
Para los primeros tendemos la mano y para los segundos debemos tener presto el puño cerrado.

Otra cuestión que resuelve bien el Informe a este Pleno es la que tiene que ver con la Democracia
Cristiana. Al imperialismo, a los terratenientes y a la oligarquía financiera les interesa que las masas
populares de la ciudad y del campo que siguen a la Democracia Cristiana se enfrenten con nosotros.

Esta sesión plenaria, a través de informe y de las intervenciones, ha mostrado el camino para
asegurar el éxito del Gobierno, presidido por Salvador Allende y en el que participamos los
comunistas junto a nuestros aliados. Ese camino es el de la acción constante junto a las masas.
Los peligros siguen siendo muy grandes. El proceso por el asesinato del General Schneider está
recordándonos la catadura canibalesca de nuestros adversarios. No debemos engañarnos e incurrir
en alguna complacencia ingenua. A cada paso puede levantar cabeza de nuevo la sedición y el crimen
político. Pero, ninguna maniobra de ellos será capaz de derrotar a la clase obrera y al pueblo de Chile
si están movilizados integrándose en el cumplimiento de las grandes tareas anti-imperialistas y antioligárquicas
y en cada aspecto de la construcción del Chile nuevo.
Cuando participamos en el Gobierno, los comunistas tenemos que estar más que nunca en el seno de
las masas, como levadura de su unidad, de su organización, de su movilización combativa. O sea, que
los comunistas no estamos en el seno de las masas para sumamos a cualquiera falsa ilusión, o para
seguir los caminos trillados del economismo estrecho, o para entrar en una competencia con poses
caudillistas por alentar un reivindicacionismo sin principios y ciego, sino que trabajamos como
organizadores de las masas para transformar la sociedad.


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